Saltillo, México – En la tranquila ciudad de Saltillo, entre las páginas olvidadas de la historia local, se encuentra la intrigante vida de Roberto Manuel Guajardo Mireles, un personaje único que ha permanecido en gran parte desconocido por sus conciudadanos. Si bien las escasas menciones sobre él han sido en su mayoría despectivas, la verdad sobre su personalidad y sus contribuciones al bienestar de quienes lo rodean merecen ser reveladas.

Un Comienzo polémico

La vida de Roberto Manuel comenzó con un giro sorprendente. Sus padres adoptivos, Antonio Guajardo y Otila Mireles, quienes habían luchado durante una década por tener hijos biológicos, finalmente optaron por la adopción. La madre biológica de Roberto, una ahijada de la familia que vivía en la Ciudad de México, lo regaló a Antonio y Otila.

Desde el principio, la vida de Roberto estuvo envuelta en controversia. Su certificado de nacimiento tenía discrepancias entre lo declarado ante el Registro Civil y su fe de bautismo. A pesar de estas inconsistencias, Roberto siempre celebró su cumpleaños el 11 de junio.

La Difícil Elección

La madre biológica de Roberto regresó años después para reclamarlo, tras haberse casado con su antiguo amor. Sorprendentemente, Antonio y Otila permitieron que Roberto decidiera si quería quedarse con ellos o regresar con su madre biológica. Esta difícil decisión marcó al joven Roberto, quien, después de descubrir su adopción, optó por quedarse con sus padres adoptivos.

Un Camino No Convencional

Don Antonio Guajardo tenía planos de que su hijo adoptivo siguiera sus pasos como agricultor y ganadero. Sin embargo, Roberto tenía otros aviones. Después de asistir a un internado en Monterrey, su interés por la actuación floreció. A pesar de la oposición de sus padres, Roberto viajó a la Ciudad de México para estudiar actuación, convirtiéndose en uno de los primeros miembros de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) en 1934.

El Auge Artístico

Roberto Manuel Guajardo Mireles pronto se destacó en el mundo de la actuación y las artes. Su apertura hacia la cultura y su personalidad divertida lo hicieron querido por muchos en la escena artística. Durante su tiempo en la Ciudad de México, forjó amistades con intelectuales, músicos y actores de renombre. También organizaron eventos destacados, como un recital privado de Manuel M. Ponce en Saltillo en 1936.

Una vida desenfadada

La posición económica de su familia le permitió pasar tiempo en la Ciudad de México, aunque su carrera como actor a menudo tenía poca actividad debido a posibles problemas de salud, como su estrabismo en el ojo izquierdo. A pesar de los desafíos, Roberto siguió actuando y participando en el mundo del entretenimiento.

Amistades Interesantes

En su búsqueda por encontrar su verdadera identidad, Roberto Manuel tuvo un encuentro significativo con la escritora y religiosa mexicana Concepción Acevedo y de la Llata, conocida como «la Madre Conchita». La vida de esta mujer estuvo marcada por la controversia, ya que fue encarcelada antes de casarse y abandonar el orden religioso. El matrimonio Castro Acevedo visitó Saltillo en 1942 gracias a la invitación de Roberto Manuel Guajardo.

Una Familia Adoptiva

En un giro sorprendente de su vida, Roberto Manuel decidió abrir una casa de huéspedes en Saltillo y adoptar un matrimonio y su bebé como sus propios hijos, mostrando su corazón generoso y amor por la familia.

La vida de Roberto Manuel Guajardo Mireles es un testimonio de superación y transformación. Aunque su historia ha sido en gran parte olvidada, su contribución a la cultura y su generosidad enriquecieron la vida de quienes lo rodearon. La historia de este hombre peculiar y multifacético merece ser contada y recordada en Saltillo.

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