La privación del sueño es un problema común que afecta a millones de personas en todo el mundo, y sus efectos no se limitan solo al cuerpo, sino que también pueden afectar la mente. El insomnio crónico, definido como la dificultad para conciliar el sueño o mantenerse dormido al menos tres veces por semana durante tres meses o más, puede tener un impacto significativo en la salud física y mental de una persona. Afortunadamente, existe un tratamiento bien estudiado y efectivo para el insomnio crónico: la Terapia Cognitivo Conductual para el Insomnio (CBT-I, por sus siglas en inglés).

El insomnio crónico no es un problema insignificante. Aproximadamente uno de cada diez adultos padece esta condición, que puede tener causas diversas, como el estrés o problemas de salud subyacentes. La falta de sueño no solo conlleva problemas físicos, sino que también puede afectar la salud mental. Se ha observado una relación entre la mala calidad del sueño y los síntomas de la depresión, así como la aparición de angustia y ansiedad en personas que normalmente gozan de buena salud.

La CBT-I es un enfoque terapéutico altamente efectivo que ha demostrado mejoras significativas en el sueño de quienes la practican. Se basa en cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento relacionados con el sueño, promoviendo hábitos de sueño saludables y abordando las preocupaciones y ansiedades asociadas con el insomnio. La terapia es dirigida por un profesional de la salud mental capacitado y generalmente se completa en ocho sesiones o menos.

A pesar de su eficacia probada, muchas personas optan por medicamentos para dormir como primera opción para tratar el insomnio. Según una encuesta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de 2020, más del ocho por ciento de los adultos informaron tomar fármacos para dormir con regularidad. Sin embargo, los medicamentos para dormir pueden conllevar riesgos, especialmente para adultos mayores, como caídas, problemas de memoria y confusión.

La CBT-I, por otro lado, se considera segura para adultos de todas las edades, e incluso puede adaptarse para su uso en niños. Los datos de los ensayos clínicos indican que hasta el 80 por ciento de las personas que participan en la CBT-I experimentan mejoras en la calidad del sueño. Incluso aquellos que han sufrido de insomnio durante décadas pueden encontrar alivio en tan solo ocho sesiones, lo que la convierte en una opción de tratamiento altamente efectiva a largo plazo.

La CBT-I ofrece una solución viable y segura para aquellos que padecen insomnio crónico. En lugar de depender de medicamentos que pueden tener efectos secundarios no deseados, considerar esta terapia podría marcar la diferencia en la calidad del sueño y, en última instancia, en la salud en general. Si bien encontrar un especialista en CBT-I es una opción, también existen recursos en línea que brindan instrucciones para llevar a cabo esta terapia de manera efectiva.

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