Libia- Después de la conmoción causada por el devastador ciclón Daniel, Libia se enfrenta al descontento ciudadano. Decenas de personas en la ciudad de Derna han quemado la casa del hasta ahora alcalde de la ciudad en medio de protestas contra la gestión de las autoridades locales después del desastre natural que dejó más de 11,300 personas fallecidas y otras 10,000 desaparecidas.

El ex alcalde, Abdulmenam Al Gaizi, fue suspendido por el Gobierno de Bengasi (este) mientras lleva a cabo una investigación judicial sobre el desastre en Derna. Al Gaizi había declarado previamente que el número de muertes podría llegar a los 20.000, lo que subraya la magnitud de la tragedia.

Críticos de la situación señalan que la Cámara de Representantes en Tobruk no se reunió hasta tres días después de que las fuertes lluvias causaran la devastación en el noreste del país, especialmente en Derna. En esta ciudad, dos presas colapsaron, liberando 33 millones de litros de agua y arrasando áreas residenciales enteras, puentes y carreteras hacia el mar.

El jefe interino del consejo municipal de Derna, Ahmed Amdrud, anunció tres medidas para abordar la situación. En primer lugar, la reconstrucción de la ciudad se llevará a cabo por empresas extranjeras especializadas. Además, se contratarán consultores para evaluar la viabilidad de las presas y se ofrecerá un subsidio de vivienda a las personas afectadas.

Los resultados preliminares de la investigación de la Fiscalía sugieren que hubo fallas humanas y falta de mantenimiento en las presas desde hace décadas, lo que podría haber reducido significativamente el número de víctimas, según la ONU.

Mientras tanto, los equipos de rescate locales e internacionales continúan la búsqueda de cuerpos, y unas 40,000 personas han sido desplazadas, enfrentando brotes de enfermedades como el cólera y la diarrea, así como deshidratación y desnutrición debido a la contaminación del agua y la falta de higiene.

La gestión de esta tragedia ha estado marcada por la división política y la falta de coordinación entre las dos autoridades en conflicto en Libia: el Gobierno de Unidad Nacional (GNU), radicado en Trípoli y reconocido internacionalmente, y el Gobierno de Bengasi, elegido por el Parlamento y bajo el control de Haftar. Esta división ha dificultado la respuesta eficaz ante la catástrofe.

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